20 octubre 2020 0 Comentarios

Empezamos diciendo que la carbonara no se hace ni con nata ni con cebolla.

¿Como obtenemos entonces esa crema tan característica y exquisita?

Os lo vamos a explicar.

Para 4 personas se necesitan 4 huevos, 120g de queso pecorino rallado, 300g de guanciale (¡nada de bacon!) y 500g de pasta. Mientras esperamos que el agua empiece a hervir (¡no añadas sal! La sal se añade justo antes de que empiece a hervir), ponemos en una sartén sin aceite el "guanciale" (que ya tiene su grasa), cortado en trozos y dividimos las yemas de las clara que apartaremos y guardaremos en la nevera (se pueden hacer varias cosas, sobre todo en la repostería. Ah! ¡También se pueden congelar!). Mezclamos las yemas con el queso rallado hasta tener un empaste más bien solido que cremoso. Cuando el guanciale estará bien cocido, apagar el fuego y añadir el liquido de la sartén en el bol de huevos y queso. Si os parece demasiado solido podréis añadir un poco de agua con almidón (esa patina blanca que se forma una vez pongáis la pasta en el agua) pero no mucho, ya la arreglaremos más adelante si hace falta.

Cuando la pasta estará al dente (o según vuestros gustos), escurrir y poner en un bol grande y frío (es decir, si usamos la misma olla cuando verteremos el empaste, los huevos se cocinarán y no obtendremos ese efecto salsita) y verter el guanciale y luego los huevos. A este punto, si veis que no se ha hecho mucha salsa, podréis añadir un poco de agua de cocción (poquito a poquito) y mezclar todo. El pimiento negro lo podréis añadir cada uno en su plato pero recordad de ser generosos! Vuestra autentica carbonara está lista, ¡buon appetito!